1.4.09

Lo horizontal de la pared es el piso



El que entra dice que afuera deben hacer uno dos grado menos. Y todos pensamos en la Ganancia, en esa Victoria provisoria contra el frío. Pero sabemos que nuestro Peligro es otro. Eso no siempre lo supimos y es también ahora una ganancia. Algunos pensarán el Cartón en el piso. Otros agradecerán la Ropa seca o el Andamio que devino techo. Son conjeturas débiles que no se ofrecerán como respuesta ni se comentarán. Porque respetamos las astrologías individuales, dice alguno sin esperar respuesta. Sospecha que si alguno ronda en murmullos vecinos, entonces morderá la frase.
Nadie, en este caso. La atención está en otro lado para los que mantienen un ojo abierto: el Envase cúbico alargado que sostiene el recién llegado. Por estar quieto y ya adentro, la Acción que lo definía deja de hacerlo y el elemento que para el resto lo significa es la única materia del espíritu que les ha sido revelada a los mortales: el Vino. Su mano derecha abraza el envase de cartón. Un Tetra que suponen de blanco y que por la firmeza e integridad de la forma que mantiene el endeble material, suponen lleno. Como se decía, el elemento es definitorio y definitivo, porque introduce un orden por todos reconocible. El Vino pasa de mano en mano trazando un círculo que preferimos llamar Ronda y nos iguala en ese momento de belleza incuestionable: el Beso en la tapa plástica que acerca el líquido a los labios. Cada cual, más o menos grados, empina el pico y experimenta esa religiosidad.
La bebida fría produce un punzante cosquilleo a lo largo de la espalda y regresa derramando calor en la línea que trazó. Algunos ya no saben quién sostiene a quién, si la botella a ellos o ellos a la botella. Hay un convencimiento, digamos, de un elemento que transmite su verticalidad y entereza al otro. Como si el piso, en el que estamos todos mejor o peor acostados, ofreciera transitivamente su horizontalidad a la pared. O al revés, la pared al piso.