Justo anteayer volvía del chalecito que tengo en Baradero, cuando un conocido me vio de atrás y de lejos nomás me dice para joderme:
- Che Baladero ¿no me esperás?
Freno para esperarlo y desde allá viene a los gritos:
- ¡Qué justo Loco! Te estaba buscando para que me contáras del asado del otro día que fueron el Gato, el Soquete, Alcibes y los muchachos. Porque un pajarito me contó que le contó Felipe, que se juntaron el domingo. Eso sólo me contó. Por eso quería que vos me largaras lo que dijo tu amigo. Vos fuiste ¿no?
Y yo le dije:
- Si hablás de un asado el domingo pasado, me parece que te mandaron cualquiera.
- Ah yo pensé que sí.
- ¿De dónde lo sacaste Bocón? ¿Sabés hace cuánto que el Gato no vive acá en Capital? Y además, desde que yo ando con el Soquete y me preocupo de lo que hace y deja de hacer, ya pasaron como tres años. Antes de conocerlo yo estaba en cualquiera, creía que tenía la posta pero en realidad daba lástima. Mirá, andaba parecido a como andás vos ahora, que pensás que tenés que hacer todas antes de meterte en ésta.
- Dale Loco, no me jodas y decime cuándo fue el asado.
- Mirá, éramos pibes todavía ... fue al día siguiente que al Gato le dieron un premio.
- Ah entonces fue hace una banda. Che pero a vos ¿quién te lo contó? ¿el Soquete?
- No -le dije- a mí también me llegó por Felipe. Parece que le dijo un tal Aristóbulo, de Ciudadela. Un petiso que andaba siempre en pata que fue al asado porque estaba atrás de Soquete. Así me llegó. Pero viste, también le pregunté al Soquete y no lo desmintió.
- Entonces contame. Yo también voy para el lado de Caballito.
Así que le empecé a contar mientras pateábamos unas cuadras juntos. Ahora ustedes también se van a enterar. Porque a mí cuando hablo en serio o escucho a alguien que habla bien, aparte de que me sirve también lo disfruto. En cambio, cuando escucho otras cosas, como las que hablan ustedes, la gente con guita y de negocios, no sólo me embolo sino que me dan lástima. Lástima por ustedes, porque se piensan que las saben todas cuando no cazan una. Quizás ustedes piensen lo mismo de mí: que soy un gil. Y me parece que tienen razón, yo en cambio no pienso que ustedes son giles porque lo sé.
- Siempre igual vos. Hablando mal de todo el mundo, hasta de vos hablás mal. Parece que pensaras que son todos giles menos el Soquete. Por algo te dicen el Loco.
- Y que ¿vos también pensás que por decir estas cosas estoy loco?
- No vengas con eso ahora. Sólo te pedí que me contaras de qué hablaron en el asado.
- Bueno, fue algo así ... mejor te cuento desde el principio.