11.12.08

trabajo

Cuánto agradezco "figura del trabajo" que te hayas en mi vida introducido. Todo este tiempo, horadando, rasqueteandole el hueso a la "figura de hijo" y nada. Incapaz de pensarme en el tejido social, mi vínculo con el Estado, asumir una lucha, levantar una bandera. Siempre escindido entre lo privado y lo público. Ni la "figura de estudiante de la UBA" había sido capaz de franquear esa frontera. Triste. Sí, ampararse en un escepticismo que pretende sostenerse fuera de la situación, del contagio, triste. Triste regodearse en la angustia, en la inoperancia, actividad preferida de burgués intelectual. Estuve ¿estoy? en ese juego don Pirulero.
Pero ¿de dónde me vienen estas fuerzas para levantar una bandera? ¿este hambre que no aplaca ni el puchero ni la comida macrobiótica? ¿qué me pasa? Celebro, putéo, pienso, comento una medida de gobierno porque siento que está en juego algo de mi vida ahí, algo de lo que me pasa. ¡Quiero devenir autoconciente de mi posición la concha de mi hermana!